Un estudio publicado en Blood Cancer Journal liderado y coordinado por Miguel Alcoceba - investigador del CIBERONC (grupo IP Ramón García Sanz ) en el Hospital Universitario de Salamanca- concluye que la complejidad genética, definida por el número de genes mutados, se asocia a peor pronóstico en pacientes con linfoma folicular (LF) y podría constituir una herramienta robusta y prometedora, pudiendo incorporarse a modelos predictivos de riesgo para mejorar la estratificación de los pacientes con LF, así como al desarrollo de nuevas terapias adaptadas al riesgo.
El LF es una enfermedad clínica y genéticamente muy heterogénea. A pesar de la mejora de resultados tras la introducción del anticuerpo monoclonal anti-CD20 rituximab, aproximadamente el 20% de los pacientes recaen o progresan en los dos primeros años tras recibir inmunoquimioterapia. Por ello, es fundamental encontrar biomarcadores que permitan identificar a los pacientes de alto riesgo en el momento del diagnóstico.
El impacto de la carga mutacional en el curso clínico de los pacientes se ha descrito previamente en algunas neoplasias hematológicas como LLC, SMD o LMA. En LF se ha descrito recientemente una asociación entre el incremento de la complejidad genómica al diagnóstico, basándose en alteraciones en el número de copias y pérdida de heterocigosidad, con un peor pronóstico de los pacientes con LF. Sin embargo, no se conoce el impacto que pueda tener la complejidad genética considerando el número de genes mutados en el contexto del LF.
En este estudio los investigadores analizaron en detalle en el momento del diagnóstico el perfil mutacional y la complejidad genética - definida por el número de genes mutados mediante estudio de secuenciación masiva - y su correlación clínico-pronóstica en 83 pacientes con LF. Observaron una disminución continua de la supervivencia libre de fracaso terapéutico a medida que el número de genes mutados incrementa. Así, pudieron establecer dos grupos: pacientes con ≤5 genes mutados (64%) y pacientes con >5 genes mutados (36%), coincidiendo esta cifra con la mediana de genes mutados por paciente y los resultados del análisis de las curvas ROC.
El hallazgo más relevante del estudio es la fuerte asociación de una mayor complejidad genética (>5 genes mutados) con una baja proporción de pacientes en respuesta completa tras 30 meses desde el inicio del tratamiento (29% vs. 83 %, P < 0.01, ver en figura), una menor supervivencia libre de fracaso terapéutico (30% vs. 82%, P < 0.001) y menor supervivencia global (58% vs. 88%, P < 0.05), manteniendo su significación estadística en el análisis multivariante.
Referencia del estudio
Genetic complexity impacts the clinical outcome of follicular lymphoma patients
https://www.nature.com/articles/s41408-020-00395-y
Figura: Impacto de la complejidad genética, definida por el número de genes mutados, en la supervivencia libre de fracaso terapéutico de los pacientes con linfoma folicular.
(*) Figura superior: Categorías funcionales comúnmente afectadas en linfoma folicular que reflejan la complejidad genética característica de esta neoplasia